Hoy en día, una correcta nutrición, especialmente la incorporación de suplementos específicos, juega un papel crucial en el manejo de la diabetes tipo 2 (DM2).

Las razones clave por las que la dieta y la suplementación son esenciales para controlar la diabetes tipo 2 son las siguientes:

– Control glucémico: Se ha demostrado que suplementos como el cromo y el ácido alfa-lipoico mejoran los niveles de glucosa plasmática en ayunas y HbA1c, lo que ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre y reduce el riesgo de complicaciones asociadas con la DM2.
– Sensibilidad a la insulina: La ingesta adecuada de cromo, magnesio y vitamina D es fundamental para mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que permite al cuerpo utilizar mejor la glucosa y reducir la resistencia a la insulina.
– Reducción del estrés oxidativo: Los antioxidantes como las vitaminas C y E y el selenio juegan un papel vital en la reducción del estrés oxidativo, que está relacionado con la progresión de complicaciones diabéticas como la retinopatía y la nefropatía. Estos suplementos ayudan a mitigar el daño causado por los altos niveles de glucosa.
– Salud cardiovascular: Los ácidos grasos omega-3 y la vitamina D contribuyen a mejorar los perfiles lipídicos y reducir la inflamación.

¿Cuál sería la ingesta dietética y de suplementos recomendada?
Las estrategias dietéticas y de suplementación óptimas varían en función del estado de salud y las necesidades específicas del individuo.

Las pautas generales incluyen:

– Para el control glucémico: Cromo (200-1000 μg/día); en forma de picolinato de cromo, para mejorar el control glucémico y la sensibilidad a la insulina, y ácido alfa-lipoico (600 mg/día); por sus propiedades antioxidantes y su potencial para mejorar la sensibilidad a la insulina.
– Para la sensibilidad a la insulina: magnesio (250-500 mg/día), para apoyar el metabolismo de la glucosa y reducir el riesgo de complicaciones, y vitamina D (800-2000 UI/día) para apoyar la función de la insulina y reducir la inflamación.
– Para reducir el estrés oxidativo: Vitaminas C (500-2000 mg/día) y E (200-800 UI/día), para combatir el estrés oxidativo y apoyar la salud vascular, y para proteger contra el daño oxidativo, respectivamente.
– Para la salud cardiovascular: ácidos grasos omega-3 (1,0-3,0 g/día) de fuentes como el aceite de pescado, para mejorar los perfiles lipídicos y reducir la inflamación.
 
Los principales alimentos y suplementos donde se pueden obtener estos elementos son los siguientes:

– Cromo: Cereales integrales, frutos secos y suplementos de cromo.
– Magnesio: verduras de hoja verde, frutos secos, semillas y suplementos de magnesio.
– Vitamina C: Cítricos, fresas, pimientos morrones y suplementos.
– Vitamina D: Pescados grasos, alimentos fortificados y suplementos.
– Ácidos grasos omega-3: pescado, semillas de lino y suplementos de aceite de pescado.


La incorporación de estas estrategias dietéticas y suplementos en las rutinas diarias es esencial para el control eficaz de la diabetes tipo 2, lo que ayuda a mejorar los resultados metabólicos y aumentar la sensibilidad a la insulina.

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